El fenómeno generalmente conocido como “arte urbano” es un fenómeno complejo y que está atravesado por muchos vectores. Principalmente de los campos artístico, social y urbanístico, sin los cuales no se puede entender cabalmente.
En este pequeño texto pretendemos explicar las motivaciones y objetivos de B-MURALS, en relación con las dinámicas culturales. Específicamente, de las que tienen que ver con el street art en la ciudad de Barcelona, a la propia trayectoria de Difusor como entidad impulsora del proyecto, y en relación con el arte urbano como fenómeno global.
Anteriormente Barcelona era una ciudad que había salido de la letanía post olímpica. Ésta vibraba con las luchas contra la guerra de Irak, el Fórum de las Culturas y otras manifestaciones de base popular y crítica. Estas dinámicas estuvieron presentes en toda la ciudad: plantillas, personajes, reivindicaciones más o menos políticas.
Todo era expresado de una manera más o menos artística, con mensajes absurdos e intervenciones de todo tipo y la visita de Banksy en 2001. Además, del naciente “estilo Barcelona” que unificó las letras del graffiti con los personajes más alocados a través de la creación colectiva.
Esta expresión creativa, incontrolada, orgánica y viva, comenzó a ser percibida como un problema. Sobre todo para los ideólogos del Modelo Barcelona que pusieron manos a la obra para gestar lo que acabaría convirtiéndose en la Ordenanza Cívica. Cabe decir que ésta cambiaría por completo las reglas del juego. De un año a otro, la pátina de color dejó paso a un monocromatismo grisáceo. Por ese motivo, la libertad creativa en el espacio público, más o menos tolerada hasta entonces, se exilió.
En la década siguiente, observamos cómo se reconstruye el camino que se había deshecho. De manera aparentemente más ordenada, pero igual de orgánica en el fondo. En 2006 se constituyó Difusor. Ésta es una entidad que fue pionera en la implementación y gestión del primer muro habilitado para intervenciones artísticas autónomas.
Se trata de la Galería Abierta, ubicada en el perímetro del Parque de las Aguas, en el Distrito de Horta-Guinardó (2008-2011). Posteriormente, esta idea mutó y se amplió a otros distritos. Todo a través del proyecto Open Walls que permitía descargar un permiso para intervenir en los espacios habilitados.
Después, otras entidades comenzaron a reproducir este modelo de gestión iniciado por Difusor. Aunque lejos de ser suficiente, lo cierto es que el paisaje visual y la opinión pública de la ciudad comenzó a cambiar. Así que donde había gris, comenzó a haber color; y el hecho de pintar libremente (con permiso) en el espacio público comenzó a percibirse como normal.
A este cambio contribuyó con fuerza el festival Open Walls Conference. Este evento llevó a Barcelona los principales referentes artísticos y de gestión vinculados al arte urbano a nivel internacional. Cabe mencionar que ésto sucedió a lo largo de sus cinco ediciones, es decir, entre 2011 y 2016.
Después de la última edición del festival Open Walls Conference, que tuvo lugar en la Nau Bostik, se empezó a trabajar más. La labor se hizo desde Difusor donde comenzó la creación de un centro de arte estable. Este espacio estaba destinado, exclusivamente, a la producción y difusión de este fenómeno, vinculándolo especialmente con el territorio.
La Nau Bostik, un espacio fabril abandonado en el corazón de La Sagrera, emerge como un nodo cultural de primer orden. De ese modo, el arte urbano -junto con la fotografía- se convirtieron en el eje de su propuesta de contenido. Allí, Difusor está construyendo B-MURALS: un centro cultural de arte urbano, que pretende ser referencia para la ciudad y para la ciudadanía.
Las residencias artísticas, intervenciones dentro y fuera de sus instalaciones, así como algunas exposiciones son parte de B-MURALS. Además de una oferta lúdica y educativa bien trabajada. Misma que se articula con las demandas de una ciudad que cada vez entiende más el potencial transformador del arte y la cultura.
Para presentar el proyecto se organizó ‘B-MURALS Festival & Conferences’. Ésta fue una propuesta de una semana de duración que incluía intervenciones murales. Estuvo a cargo de una veintena de artistas relevantes, tanto de la escena barcelonesa como invitados. También hubo charlas sobre arte urbano, museos y educación; además de la inauguración de dos exposiciones en las salas de B-MURALS.
Del 3 al 8 de junio pintaron artistas como Franco Fasoli. El artista volvió a los orígenes porteños y realizó un mural pintado con elementos encontrados en el entorno. Por otro lado, Zosen y Mina intervinieron una pared complicada de abordar. Y el valenciano Gambin Rot trabajó en los dos paneles que conforman la entrada principal de B-MURALS… También Musa y Aches, Ilia Mayer, Btoy, Justin Case, Greg Jager, Irene López León y Elisa Capdevila. Así como Kram y Eledu (FF), sheOne y Twee Muizen, que renovaron los muros que ya habían intervenido en la Nau Bostik.
En el apartado de charlas abordamos el concepto de “intermuralidad” que plantea Rafael Schacter, como un enfoque válido para la “museologización” del arte urbano. El autor y profesor británico estuvo acompañado por gente como Raphaël Cruyt (MiMa, Bruselas) y Peter Ernst Coolen (Street Art Today, Amsterdam). La mesa fue moderada por el investigador de INDAGUE: Jaume Gómez.
Sin embargo, primero hubo una presentación institucional del proyecto junto a las organizaciones que lo apoyan. Cabe mencionar que estuvo Jordi Rubio, CEO de Montana Colors; Marta Esteve de la Fundació Carulla; y Xavier Basiana, del equipo impulsor de la Nau Bostik.
La última mesa estuvo formada por Marisa Paituví, Javier Rodrigo y Pere Grané. Ellos son formadores vinculados a distintos colectivos barceloneses que usan el arte en su trabajo diario. También estuvo Sergi Díaz, Director de Cultura de Proximidad del Ayuntamiento de Barcelona, quien expuso las líneas de trabajo que se están impulsando desde la administración local.
Otra parte importante fue la inauguración de las exposiciones. Primero, Ampparito abrió el espacio expositivo de B-MURALS con Sobreexposiciones y curas, destripando el concepto de simbología a través de un trabajo con banderas modificadas. Por otro lado, estuvo la revelación del panorama nacional en el muralismo figurativo más crudo: el alicantino Gambin Rot. El artista presentó su trabajo en Videncia y Evidencia, que supone su primera exposición individual.
Paralelamente al grueso de actividades, tuvimos propuestas maravillosas. Por ejemplo, la intervención participativa en la que Javier de Riba (la mitad de Reskate) pintó una parte del suelo de baldosas de la Nau Bostik. O la muy necesaria formación sobre derechos de autor en arte urbano, a cargo de Miquel Melendres, director de la Galería Artsider.
Finalmente, debemos decir que fue una semana para recordar. Además de destacar el inicio de muchas en B-MURALS, el nuevo centro de arte urbano de Barcelona.
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