Desde Argentina llegó Dante Zaballa para platicarnos acerca de su carrera como animador desde el Cut Out Fest
Dante Zaballa es una de las jóvenes promesas de la animación en latinoamérica. Es la prueba fiel de que para crear animación no se necesita gran cosa más que querer hacer; y hacerlo bien. Para quienes aún no conocen su trabajo esta entrevista es una buena introducción a él.
¿En qué momento decidió Dante Zaballa hacer de la animación su vocación?
Mi gusto arrancó cuando yo estudiaba diseño gráfico. Me gustaba dibujar, me gustaban los cómics, las animaciones, y en medio de la carrera me di cuenta que lo que me gustaba era la animación. No tanto el diseño o la ilustración. O más bien sí el diseño pero no estático. Me interesaba más el movimiento.
Una vez estaba viendo Los Increíbles, terminó la película y dije ¡Uy, yo quiero hacer eso! Poder contar historias mezcladas con música. Eso es algo de la animación que me encanta porque mezcla, ilustración sonido y diseño. Así que comencé a hacerlo por mi cuenta. Fui más autodidacta.
¿Por qué acrílicos y pintura y no otro material? ¿Qué libertad te brindan esos materiales?
Cuando empecé, las primeras pruebas las hice con Flash, porque era el único programa que sabía usar. En esa época no era muy fan de los pinceles del programa. Entonces lo que se me ocurrió fue imprimir los cuadros y pintarlos a mano. Para esto utilicé crayones y acrílico porque eran los materiales que tenía en mi cuarto.
En realidad fue más por el hecho de hacer con lo que tengo a mano. Realmente no sé cómo pintar con acrílico, y me fue acostumbrando. La forma que encuentro que se vea bien es apretando muy fuerte sobre la hoja con la pintura.
Ahora, respecto al tema de las historias ¿Qué te inspira o cómo comienzas la narrativa de un corto?
Siempre tengo problemas con eso (ríe), porque como soy autodidacta no tengo métodos para traducir ideas a cortos. Y es algo que hasta el día de hoy me genera un problema porque no sé hacer storyboards o no tengo la suficiente paciencia.
Las cosas que hice siempre fueron muy abstractas o sin muchas historias lógicas. En el último corto que hice partí de la premisa de grabar una conversación a escondidas y luego animarla.
Tu cortometraje ‘Viaje a Japón’ ¿parte de alguna experiencia personal?
Ir a Japón era el sueño de mi vida creo que desde que tengo 12 años pero fue fue sino hasta los treintas que pude hacerlo. Fui con mi amigo Juan Molinet, quien es ilustrador. Él tiene mucha imaginación y conecta las cosas de una manera impresionante.
Entonces quería capturar su voz y su visión psicodélica de las cosas hablando sobre nuestro viaje. De hecho, de eso va el corto, él no se enteró y después se lo confesé. Le comenté que pensaba hacer un corto con la charla y le gustó la idea.
¿Con qué otro artista de la ilustración o de la animación te gustaría colaborar?
No lo sé, siento que hice muchas cosas hasta ahorita. A veces pienso que para animarme necesito de compañía. En realidad me gustaría animarme a hacer más cosas solo. Y creo que mi objetivo es lograr encarar el proceso solo. Mi gran desafío es algo personal y vencer un poco a mi cabeza.
Hiciste un par de cosas para Nike ¿Trabajar para marcas limita tu creatividad?
En el caso de Nike me dieron libertad total y fue para mi un lujo. Esto pasó después de estrenar el corto de Viaje a Japón. Dudé un poco, pero el hecho que te den libertad creativa y poder financiar los proyectos personales me motivaron. Fue una buena experiencia y sólo he hecho eso con marcas, como tal.
¿Cómo está la escena de la animación en Argentina?
En Argentina hay un montón de animadores y animadoras. Hay festivales en Córdoba, en Rosario y en otros lugares. Hay mucha gente haciendo muchas cosas muy interesantes por todos lados.
¿Tienes planes para el próximo año?
Me cuesta mucho pensar en el futuro. Sin embargo quiero encarar un cortometraje que tengo en mente y también quiero hacer música.
