Diseño, arte y movimientos sociales en México

La creatividad de los mexicanos en carteles de movimientos sociales

México y su gente son conocidos, entre otras tantas virtudes y defectos, por su ingenio. La creatividad de muchas personas ha dado la vuelta al mundo. Un claro ejemplo de ello es el diseño de carteles e identidad visual para movimientos sociales y eventos.

Los motivos que, a través de los años, han generado la creación de material gráfico son diversos. Desde actos de propaganda y peticiones, hasta campañas para impulsar la imagen del país.

La participación de México en la Segunda Guerra Mundial no fue total. Actualmente, muchos aún desconocen si el país se hizo presente de alguna manera en aquella época.

En mayo de 1942, el buque petrolero mexicano “Potrero del Llano” fue impactado por los alemanes. Luego, otros buques nacionales fueron atacados por las tropas teutonas cuando regresaban de la costa estadounidense. Fue entonces que el Escuadrón 201 peleó en la Batalla de Luzón, en las Islas Filipinas. Pero hizo otro tipo de intervención a través de carteles, una más al alcance de los mexicanos… y visible, por supuesto.

El Gobierno Federal mandó a hacer una serie de carteles como parte de la posición de México ante la Guerra. La difusión de ese material ratificó el respaldo de México a Estados Unidos, en contra de Alemania e Italia. El mensaje era claro y el diseño colorido: en México había fuerza y resistencia (sobre todo de la clase trabajadora). También existía solidaridad con el país vecino.

México: un país pacífico, pero con gente valiente y luchadora por su tierra. Aquella era la imagen que los carteles propaganda querían difundir. Si los soldados fueron a la guerra, es por provocación y nada más. Defender el territorio y a su gente era una de las premisas del imaginario nacionalista que el Gobierno quería propagar.

Carteles que dieron voz al movimiento estudiantil

 

El año 1968 fue importante. En diversas partes del mundo se gestaron movimientos sociales. Éstos marcaron ‘un antes y un después’ en la juventud de aquella época. También en las generaciones que le procedieron.

Hay una memoria extensa de fotografías y carteles que documentaron el inicio y desarrollo de los movimientos del 68. Los carteles, en especifico, fueron un arma poderosa para darle fuerza a la voz de la protesta.

Hablando de México, en particular, era necesario tener un canal alterno en aquella época. Los medios de comunicación masivos tenían mayor poder que ahora y una marcha no era tan visible. La información que se consumía hace 50 años era la que transmitía la televisión, el periódico y la radio.

Técnicas como la serigrafía, el estarcido y la litografía fueron usadas para la elaboración de carteles. Diversas ciudades distantes fueron tapizadas con ellos. Comenzaron a formar parte de la identidad de los lugares y la juventud que deseaba visibilizar su existencia.

Entonces, podría decirse que no sólo se trató de una revolución ideológica y social, sino artística. El diseño gráfico y las artes visuales fueron una herramienta muy explotada al final de la década de los sesenta. La mezcla de la actividad artística y la política eran opuestas hasta que se dio con intensidad en aquellos años.

México moderno en los Juegos Olímpicos

 

Los últimos años de la década de los sesenta fueron importantes para México en muchos aspectos. En la misma temporada en la que se realizaron los movimientos estudiantiles, el país se preparaba para los Juegos Olímpicos. México sería la sede y la imagen que el Gobierno quería proyectar era la de una nación moderna y pacífica.

La vanguardia debía estar presente en el mínimo detalle que formara parte de la logística del magno evento. El encargado de darle vida a ese proyecto de imagen fue el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez. Además, también fue cordinador del comité olímpico organizador.

El arquitecto tenía muy claro que no quería que el diseño fuera “a lo mexicano”. Desterró la idea de representar al país con el típico sombrero de charro; él quería modernidad y estilo. Cero estereotipos.

Ramírez Vázquez creó elementos como la paloma de la paz y el casi monocromático logotipo de México 68. Según él, logró la identificación con la armonía, el esfuerzo y el espíritu de solidaridad. Ese fue el inicio de una trayectoria apegada al deporte en la que buscaría la integración de esos aspectos en sus obras.

 

Diseño de carteles en nuestra era.

 

La tecnología nos ha traído un sinfín de técnicas y herramientas con las que podemos elaborar carteles. Eso sí, para crear un discurso en imagen visual no sólo se trata de querer hacerlo. Si bien los medios son más accesibles, el pensamiento crítico es importante para saber qué es lo que se quiere decir.

En los últimos años, y con los cambios en la sociedad mexicana, los movimientos sociales incrementaron y también el movimiento artístico. La protesta tiene una voz física y metafórica; es emitida con sonidos o con gráficos.

El diseño gráfico ha ganado tanta fuerza que es impesable imaginar un movimiento social sin identidad visual. Se ha convertido en una pieza fundamental en el génesis de las movilizaciones en nuestro país. Es fácil identificar algunos elementos y extrapolarlos a la época en la que se utilizaron. La imagen es símbolo y recordatorio.

Las principales causas, las que más resonancia tuvieron, han llevado consigo una carga visual. Con el paso del tiempo, esa configuración se ha vuelto un ícono. Personas de otros países conocen las luchas por la proyección mundial de la información y por su imagen. Colectivos de artistas o aficionados son los encargados de darle una cara a la consigna.

 

Los feminicidios, la violencia escolar o el incremento de las muertes en todo el país ha viajado a otros continentes. La lucha por los derechos, por su permanencia o adquisición también se ha valido de esos elementos. El mensaje es transmitido a través de gráficos en las redes sociales y llega a hacer eco a una sociedad no tan distante. Los carteles y el material utilizado para hacer visible una problemática permite a otras personas conocer y reconocerse en ellos.

El diseño gráfico y el arte nos han acompañado toda la vida como seres sociales. Son una fragmento de todo el universo de posibilidades que nos permiten interactuar. Somos parte y nos identificamos como seres artísticos, que reproducimos, que comunicamos. Damos voz a lo que carece de ésta.