La naturaleza y la cultura mexicana fueron las pasiones que sublimaron el potencial creativo del Dr. Atl
Gerardo Murillo Cornado, mejor conocido como Dr. Atl, nació el 3 de octubre de 1875 en el barrio de San Juan de Dios, en Guadalajara, Jalisco. Fue un escritor, vulcanólogo y pintor mexicano, pionero del muralismo nacional. Su educación básica la cursó en el Liceo de Varones en tiempos del positivismo.
Más tarde en 1890 ingresó al taller de Felipe Castro donde tuvo sus primeros encuentros con la pintura. Esta disciplina enganchó tanto a Murillo que más tarde se incorporó al taller de Félix Bernardelli donde el artista amplió su visión del arte al conocer las propuestas de las vanguardias europeas.
Hasta este momento Murillo estaba convencido de que el arte era su pasión, por ello, en 1986 llegó a la Ciudad de México con el objetivo de ingresar a la Escuela Nacional de Bellas Artes. Este recinto sería el parteaguas de una vida artística bastante prolífica, pues en esta institución demostró un talento sobresaliente.
En consecuencia, el gobierno porfirista le otorgó una pensión para estudiar pintura en Europa. Acto seguido, se trasladó hacia el viejo continente y tuvo la oportunidad de conocer países como España, Francia, Alemania, Inglaterra e Italia.
En este sentido, su panorama sobre el arte se expandió, pues en su práctica recibió gran influencia de la escuela impresionista, la pintura renacentista, el fauvismo y neoimpresionismo. En Francia estudió dibujo y pintura, y en Roma aprendió sobre filosofía y derecho a la vez que pudo colaborar con el Partido Socialista Italiano y en el periódico Avanti.
Él fue de los primeros precursores en impulsar el muralismo en edificios públicos así como todo el movimiento artístico nacionalista. Otro aspecto destacable es que en sus obras utilizó técnicas originales con colorantes que él mismo ideó y denominó “Atl colors”.
Estas pinturas fueron eran una especie de pasta compuesta de cera, resinas y tintes secos fundidos y usados sobre cualquier superficie: papel, madera, yeso, tela, cartón o piedras. Atl elaboró un compendio de pinturas, que expuso en Bellas Artes, sobre el nacimiento del volcán Paricutín (1943) y más tarde publicó el libro Cómo nace y crece un volcán, el Paricutín (1950).
Las historias detrás de “Dr. Atl”
El origen del sobrenombre de Gerardo Murillo es todo un misterio. Sin embargo, conocemos algunas historias en torno a su bautizo como el Dr. Atl. Por ejemplo, la historia que narra la ocasión en la que se embarcó hacia el puerto de Veracruz con rumbo a Europa. Cuando pasaba por Nueva York una fuerte tormenta azotó el barco en que viajaba. Sin embargo, tras salir ileso del percance le pusieron el sobrenombre de Atl que significa agua en náhuatl.
Asimismo, otra teoría afirma que el sobrenombre se lo puso el escritor Leopoldo Lugones; mientras que investigadores creen que el propio Murillo se autonombró “Atl”, cuyo significado es agua en náhuatl. Sea cual sea la hipótesis lo cierto es que a él le debemos la creación de uno de los géneros más populares de la plástica mexicana: el aeropaisaje.
Este género destacó por la amplitud con la que el artista nos mostró los paisajes más bellos de México, especialmente los volcanes. Pues, dicho sea de paso, Murillo también fue un destacado vulcanólogo.
Momentos importantes
La guerra de revolución lo forzó a autoexiliarse en Europa, donde aprovechó para iniciar nuevos proyectos. Fundó la Liga Internacional de Escritores y Artistas y el periódico Action d’Art, en Francia; publicaciones en las que Atl difundió sus teorías pictóricas y sociales. Por otro lado, a su regresó a México y bajo el respaldo de Venustiano Carranza quedó el frente de la dirección de la Escuela Nacional de Bellas Artes (San Carlos). Hecho de gran relevancia pues implementó una serie de reformas a los planes de estudio de dicha institución.
Asimismo fue presidente de la revista de la Liga de Escritores de América en 1926. Otro dato curioso del Dr Atl es que después de perder una de sus piernas el artista decidió que esta nueva condición no sería una limitante para continuar creando. En ese momento que decidió volar sobre aviones para captar las paisajes naturales y plasmarlos en lo que anteriormente se denominó aeropaisaje.
Otra de sus aportaciones fue la proyección de una ciudad cultural llamada Olinka, en el cráter de un volcán cercano a Puebla. Por si fuera poco, se le considera el maestro de los grandes muralistas mexicanos: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.
Obras representativas
A continuación te presentamos seis obras referentes en la plástica de Atl, entre autorretratos, retratos, paisajes, entre otras.
Erupción del Paricutín (1943)
Esta primera pieza es el ejemplo perfecto de la afición del artista por los volcanes. El cuadro en cuestión representa el momento en el que el volcán Paricutín brotó en un maizal provocando la destrucción del pueblo San Juan Parangaricutiro. Y es que el artista permaneció en el lugar y apreció el nacimiento de Paricutín.
Autorretrato (1899)
En Autorretrato veremos la silueta del artista enfundado en un traje azul y mirando fijamente al frente. Al fondo se aprecian otras dimensiones de la pintura y más allá se encuentra la silueta de una mujer pintada al estilo impresionista.
Nahui Ollin (1922)
Carmen Mondragón, mejor conocida como Naahui Ollin es la protagonista e inspiración de esta pintura. En ella veremos la figura de esta musa con aquellos ojos enigmáticos y profundos que tanto la caracterizaron. De hecho, esta pieza es considerada como una de las más emblemáticas en la carrera de Atl, ya que en ella se ve reflejada su técnica de “Atl colors” sobre fresco.
Vista del Popocatépetl (1934)
La majestuosidad y grandeza del volcán Popocatépletl está encerrada en este cuadro del artista quien, como dijimos, era un apasionado por la contemplación del paisaje natural. En su obra rememora su pasión por los volcanes. De hecho, este gusto lo condujo a vivir cerca de las faldas de este volcán.
Popocatépetl desde un avión (1958)
Este es un ejemplo de lo que vendría después de la amputación de su pierna. Un cuadro creado desde las alturas donde una perspectiva aérea nos muestra la parte más alta de Popecatépetl.
Finalmente, el Dr Atl murió a los 89 años, el 15 de agosto de 1964, y sus restos fueron enterrados en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón de Dolores. Asimismo, se rindió un homenaje de cuerpo presente en la Sala Mayor del Museo Nacional de Arte Moderno del Palacio de Bellas Artes.