Entrar al Foto Museo Cuatro Caminos es como llegar a otro mundo, a una realidad diferente de la que se vive afuera. Dos murales de impresión digital, con lo que pareciera ser una mujer creada con alambres, reciben a la gente. Las camisetas de los guías y las de las personas que están a punto de adentrarse a este lugar sólo tienen un nombre: Björk.
Las escaleras que llevan al primer piso dejan situada a la gente en una mesa con múltiples tablets y audífonos. “Esta es la aplicación oficial de Björk, pueden jugar en lo que comienza esta aventura”, mencional el guía, mientras mira la cara de confusión de las personas que presionan la pantalla.
La exposición de realidad virtual más grande del mundo de Björk, la cual ni siquiera el Museo de Arte Moderno de Nueva York tiene completa, está en México. “¿Fuiste al concierto de ayer o irás al del sábado?”, se escucha decir a un hombre con una playera negra de la cantante islandesa. La mayoría son fans de su música.
Un cuarto oscuro, dos pantallas muy grandes y 58 bocinas en las cuales se escucha al unísono: “My soul torn apart, my spirit is broken, into the fabric of all, he is woven”, es lo que se encuentra en esta primera sala. Disfrutar a Björk es lo que todo fanático quiere.
Las personas comenzaron a admirar más a Björk. Se nota porque ya hablan más de ella, ahora hasta discuten el sentido de sus canciones durante el camino a la siguiente exhibición. “Esta es la parte de realidad virtual”, menciona el guía al entrar a una explanada techada: bancos de metal giratorios, lentes muy grandes y audífonos esperan a la gente. Ahí existirían encuentros íntimos con Björk.
“El video de Mouth Mantra habla sobre el sufrimiento que tuvo por la casi pérdida de su voz, por ese esa escenografía. Ella está obsesionada con cantar bien”, dice la chica encargada de esa sala. Dos videos en concierto privado, como si Björk estuviera a centímetros de tocarlos es lo que se vive gracias a la realidad virtual. Es inevitable que los fanáticos coreen las canciones de su artista favorita.
“We carry the same wound, but have different cures. Similar injuries, but opposite remedies”, se escucha en los oídos de las personas. Toda esta exposición está basada en el divorcio de Björk con Matthew Barney. El sufrimiento y la oscuridad están plasmados en las canciones de las primeras salas, para luego dar paso la superación de su duelo por medio del apoyo de sus familiares.
La exposición finaliza en un cine a pequeña escala donde se reproducen continuamente videos remasterizados de Björk. Además de poder disfrutar su música, esa sala también funciona como un lugar para reflexionar todo lo acontecido en las anteriores. “Me dijeron que Björk tuvo que realizar algunas escenas con traje verde para esta exposición. ¡Es una gran cantante!”, comenta un fanático, luego pide que le tomen una fotografía junto a los murales que ahora despiden a la gente.
Esta exposición logra el cometido de introducir a la gente en un nuevo universo. Los fans salen emocionados y con nuevas amistades. Los que no lo son, probablemente quieran escucharla un poco más para poder compartir la emoción que los seguidores reflejaban cada vez que se coreaba el mismo nombre: Björk.
La exhibición estará hasta el siete de mayo en Foto Museo Cuatro Caminos.
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