La lucha del gran teórico, crítico y comisario de exposiciones Germano Celant contra el Coronavirus inició hace aproximadamente 2 meses en Milán. Las complicaciones pusieron el riesgo su salud y fue el pasado 29 de marzo cuando el artista murió a los 80 años de edad.
No obstante, hablemos un poco de la trayectoria y el legado que dejó esta figura en las formas de apreciar el arte, tanto en Italia como en el resto del mundo ¿Escucharon alguna vez hablar del arte povera? Bien, pues Celant fue el creador de este concepto que aludía a las obras creadas a partir de desechos (orgánicos o inorgánicos).
Nació en 1940 en Génova, y fue ahí mismo donde Historia del Arte con Eugenio Battisti. Nadie imaginaba la revolución que vendría después con el arte povera, pues resultó una proclamación en contra del mercado del arte. O, para ser más precisos, se oponía al sistema de consumismo que ofrecen las galerías y el comercio del arte.
De hecho, existe un manifiesto titulado Notas para una guerrilla, el cual refleja el momento de industrialización de Italia. No obstante, a diferencia de E.E.U.U y el arte pop, las convicciones del arte povera pugnan por la continuidad del arte en un sentido más humanista; alejado de las máquinas y la producción en masa.
A partir de esta idea, Celant organizó exposiciones de Arte Povera en Galleria La Bertesca en Génova (1967), Galleria De ‘Foscherari en Bolonia (1968) y un evento de tres días llamado “Arte Povera & Actions Poor at Amalfi” (1968).
Por otra parte, el portal ArtNews, añade otros 3 eventos imprescindibles de Celant: “Ambient Art from Futurism to Body Art” (1976); 1997 Venice Biennale (1997), “When Attitudes Become Form: Bern 1969/Venice 2013” (2013); “Post Zang Tumb Tuuum. Art Life Politics: Italia 1918–1943” (2018), todas en Italia.
El arte povera o arte pobre evadió los procesos tradicionales de creación artística. En cambio, se apropio de troncos de árboles, tierra; escombros, desechos plásticos y demás elementos, para lanzar una fuerte diatriba contra el mercado efímero.
Por si fuera poco asumió este movimiento como nómada, una guerrilla contra el arte oficial; un proceso de “desculturización” que erradicaría los lenguajes convencionales del arte y los reduciría a simples arquetipos del plano real.
Fue director de la Bienal de Venecia, conservador del Guggenheim de Nueva York y director artístico de la Fundación Prada. Finalmente, y a manera de homenaje, les presentamos algunas imágenes de Germano Celant y de su inolvidable contribución a la historia del arte. Descanse en paz.
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