Guerra Fría la obra teatral de amor, destrucción y punk

Guerra Fría, una obra teatral de amor, destrucción y punk

Juan Villoro, Abraham Cruzvillegas y Mariana Giménez nos presentan ‘Guerra Fría’

Hablar de Guerra Fría es viajar a través del tiempo y confabular la ficción con el arte. Es hablar de una puesta en escena multidisciplinaria con una historia fascinante. Una recomendación para todos los aficionados al arte, el teatro y la música.

Guerra Fría la obra teatral de amor, destrucción y punk
Cortesía: Víctor Cruz

La pieza de Juan Villoro, escrita en 2018, puede abordarse desde varias perspectivas. En primer lugar, resulta interesante saber que la historia se desarrolla en la época conflictiva de Berlín en 1982.

Sus protagonistas “El Gato” y Carolina son una pareja que decide viajar a esa ciudad para vivir el sueño punk. Una época donde bandas como The Exploited, Discharge, entre otras, dominaban la escena del punk.

Guerra Fría la obra teatral de amor, destrucción y punk
Cortesía: Víctor Cruz

Asimismo, David Bowie y Lou Reed sentaban un precedente en la industria musical. En consecuencia “El Gato” y Carolina llegan a Berlín, “En ese momento sobraban edificios y mucha gente los ocupó: organizaba su vida recogiendo cosas de la calle, haciendo una instalación”, dice Villoro.

La pareja se encuentra en una lucha constante por hacer prevalecer su relación a pesar de la adversidad y el caos imperante. En el caso del protagonista, su lucha es aún mayor, pues se encuentra en un conflicto por obtener la inspiración necesaria y hacer despegar su carrera como músico.

Guerra Fría la obra teatral de amor, destrucción y punk
Cortesía: Víctor Cruz

Una obra multifacética de múltiples lecturas

En este sentido la obra ya adquiere connotaciones que aluden al mundo de la música; otro arte dentro de la obra. De hecho, según palabras del escritor, se inspiró para escribir Guerra Fría en el disco Berlín de Lou Reed y su relación con Laurie Anderson.

escena de la obra de teatro
Cortesía: Víctor Cruz

El disco lanzado en julio de 1973 en un álbum de lo más conceptual que narra las dificultades que atraviesa una pareja en su lucha contra las adicciones. Un álbum polémico que incluso fue catalogado por Rolling Stone como “un desastre”. En el fondo sabemos que es una obra maestra.

Por otra parte, sería imperdonable no mencionar el aspecto de la escenografía (aquí entra otra lectura de la obra). Pues aquí se conectan las tres artes: teatro, música y arte contemporáneo. Berlín se encontraba en un momento convulso donde la gente “organizaba su vida recogiendo cosas de la calle”, afirma Villoro.

escena de la obra de teatro
Cortesía: Paulina Villaseñor

En el año 2015, el Art Sonje Center comisionó al artista mexicano Abraham Cruzvillegas para crear una instalación con los restos de una población devastada en la ciudad de Seúl. El resultado fue la pieza nombrada Autodestrucción 8.

Villoro consideró la pieza de Cruzvillegas como un elemento escenográfico ideal. El artista aceptó pero pidió dos cosas “una es que no se excluya ningún elemento y otro es que cada objeto se toque entre sí”. En otras palabras, su pieza debe estar conectada en su totalidad.

escena de la obra de teatro
Cortesía: Paulina Villaseñor

No menos importante es el papel de la directora Mariana Giménez quien fue capaz de integrar los elementos de la instalación con los actores y dar sentido a cada elemento dentro de la historia.

Finalmente, la obra se presenta los sábados y domingos del 6 de julio hasta el 8 de septiembre a las 18:00 horas en el Museo Tamayo.