La artista brasileña Juliana Notari nos regala esta hermosa pieza, la cual ha sido objeto de censura
Y es que, caminar por una montaña y repentinamente ver como la tierra se tiñe en tonos rojos debe ser un suceso sorprendente; de ahí que la enorme vagina “Diva” situada en un parque de Pernambuco, esté desatando toda clase de comentarios a favor y en contra de su autora, Juliana Notari.
Sus dimensiones son increíbles, pues a lo lejos, entre la maleza verde esta vulva de 6 metros de profundidad, 33 metros de largo y 16 de ancho plantea el cuestionamiento de los problemas de género imperantes. Asimismo, es una crítica sobre la relación entre naturaleza y cultura en la sociedad occidental. Notari busca la reflexión sobre el falocentrismo y el antropocentrismo, dos aspectos que, desde su perspectiva son la raíz de muchas desigualdades.
La pieza se inauguró el pasado 31 de diciembre y se hizo viral en redes sociales.La escultura está expuesta en este museo al aire libre de treinta hectáreas, en el que convive con lagunas, fauna, flora y exposiciones permanentes de artistas como el franco-español Joan Barrantes, el cubano Carlos Garaicoa, el uruguayo Clemente Padín o el brasileño José Rufino.
La gigantesca reproducción de la vulva de una mujer, esculpida en una sierra del estado brasileño de Pernambuco por la artista Juliana Notari, alza la voz contra el “abuso secular” sufrido por las mujeres y “abre” las “heridas” de una cultura aporreada por el actual Gobierno, asegura su creadora.
“Estamos cargados de esa energía de la opresión, especialmente en los asuntos de feminidad, con una mujer reprimida a lo largo de siglos por hombres blancos”
La polémica escultura de resina de 33 metros de largo y once de ancho fue producida a partir de una excavación de seis metros de profundidad en la tierra, en una pequeña montaña del ecosistema Mata Sul, próximo al límite entre los estados de Pernambuco y Alagoas, en el nordeste del Brasil, y dentro del parque-museo Usina das Artes.
La escultura está expuesta en este museo al aire libre de treinta hectáreas en un ingenio azucarero desactivado, en el que convive con lagunas, fauna, flora y exposiciones permanentes de artistas como el franco-español Joan Barrantes, el cubano Carlos Garaicoa, el uruguayo Clemente Padín o el brasileño José Rufino.
“La obra abre heridas y levanta una voz en este período que vivimos desde hace dos años, en el que han retrocedido algunos valores de la cultura y la educación, que son los más atacados por la extrema derecha en Brasil”, liderada por el presidente Jair Bolsonaro, afirma Notari.
Por lo que una pieza con estas características escandalizó a los derechistas, conservadores y religiosos de Brasil. No obstante, para la artistas “Este trabajo encara de frente a esas personas con prejuicio y valores retrógrados que refuerzan esa explotación social que estamos viviendo y todo este proceso de una libertad cultural que está siendo reprimida, desde los recortes en su financiación hasta la censura”.
Finalmente, cabe señalar que Es parte de residencia artística para el Museo de Arte Moderno Aloísio Magalhães (MAMAM, creado en 1997 como homenaje al artista plástico, diseñador y activista cultural). Y, hablando de piezas sorprendentes, ¿vieron las pequeñas instalaciones de Anonymouse?