La imponente Mano del desierto es un símbolo de múltiples significados
Al norte de Chile se encuentra el desierto de Atacama, uno de los lugares más áridos de la tierra; aquí yace una enorme escultura llamada Mano del desierto.

La obra fue inaugurada el 28 de febrero de 1992 y es una pieza del escultor Mario Irarrázabal Covarrubias, misma que tiene una medida de 11 metros. Muchos verán la foto y no creerían sus dimensiones. Lo cierto es que su tamaño supera el de un autobús.
Las acepciones que rodean esta escultura son muchas. Entre ellas se dice que es una metáfora del hombre frente a la naturaleza; de cómo esta alzará su poder frente a la raza humana. Otros consideran que es una manera de decir adiós a los turistas.

Incluso hay quienes la enarbolan como un monumento de carácter político. Es decir, es el clamor de justicia ante la dictadura militar ocurrida entre los años de 1973 y 1990. La mano sería una representación de todas las víctimas que perecieron en este periodo.

Por otro lado, lo que sí es un hecho, es que el artista fue comisionado para crear este símbolo a petición del pueblo de Antofagasta. En consecuencia, cualquier viajero que pase por la Ruta 5 de la carretera Panamericana podrá ser testigo de la majestuosa mano rompiendo la arena.
Además, el monumento en sí se convirtió en un símbolo de resistencia, pues lamentablemente lo dañaron un gran número de veces con mensajes de aerosol sin sentido. Es por ello que la población se reúne en ciertas temporadas para limpiar la pieza.

En conclusión de trata de una de las obras más icónicas del escultor en este país. La cual, por cierto, se complementa con la otra mano erigida en Punta del Este, Uruguay. Pero ésta tiene como hogar una playa cerca del Mar Atlántico.
