Cortesía: Complex
El disco Oasis de J Balvin y Bad Bunny comienza extendiendo una alfombra de tres tracks.
“Mojaita”, “Yo le llego” y “Cuidao por ahí” abren pa’ que te diviertas perreando al compás de notas altas con líricas sobre la fiesta y la vida de estrella en cualquier parte del mundo. Del track 4 al 7 se pone bajón el asunto, acordandote de tu ex que te busca y te corta la vibe.
Por otro lado, escuchamos a Josesito (sí, J Balvin) con un tono de voz distinto y a Bad Bunny con una nueva actitud. Sin embargo, en lírica no se propone tanto ni se juega con las figuras retóricas como en sus discos anteriores (Vibras y x100pre, ambos del 2018).
Aunque en flows y melodías se mantiene fresco el primer álbum de estudio de este dúo. El disco se sostiene y logrará puestos importantes en los tops gracias a Dios y a la producción musical.
Universal Music Group tiene controlado el contenido que publica. Por ese motivo se incluye la colaboración lírica de músicos (de adeveras), arreglistas y compositores que no son J Balvin ni Bad Bunny, pero en este proyecto les faltó pasión. Por ahí se asoma la mano de Jhay Cortéz, aunque no colabora con la voz como tal. Y no es algo que sea pecado, pero no estaría de más darle esa info a los escuchas.
La participación de Marciano Cantero (Enanitos Verdes) en “Un peso” es pieza clave del disco. Es una muestra de que el género urbano no está peleado con otros. Ya no sólo es el sampleo, sino también la colaboración de artistas regionales lo que le da ese toque orgánico de remezcla al nuevo pop de la industria musical.
“Como un Bebé” es una ventana al futuro musical donde te asomas a escuchar un bajeo cumbianchero con un synth chill out. Las mentes nigerianas del dúo de hermanos Legendary Beatz cierran el disco generando una mezcla de sonidos culturales que devienen en ese Oasis musical. Es toda una innovación rítmica que rompe fronteras.
Finalmente, y reitero, lo sobresaliente del disco son los beats, debido a la experimentación creativa que nos regalan los señores productores Sky y Tainy, los monstruos del género. Al mismo tiempo, destaca la oportunidad de formar una dialéctica artística de productor a cantante y viceversa; ya que casi siempre el productor es quien ofrece una estética, pero el intérprete decide si tomarla o no.
Texto por Jorge Líos
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