Subastan The Splash de David Hockney por 28 millones de euros

En Londres se subastan The Splash una obra ícono del movimiento Pop Art

A principios de mes el Foro Bucerius Kunst estrenó una retrospectiva de David Hockney, figura del Pop Art de Londres; ahora, seguida de esta inauguración subastan The Splash, una de las obras de este artista en Sotheby’s.

La obra pertenece al artista más influyente del siglo XX en Europa. Lo denominan el Andy Warhol británico. Sin embargo, él logró forjarse una carrera en el arte que no ocupa comparaciones. No sólo fue pintor, también trabajó con el dibujo, grabado, escenografía y fotografía.

Una carrera fructífera que hoy vio otro de sus logros en Sotheby’s tras una sesión de subastas donde la obra The Splash se vendió por la cantidad de 24.11 millones de libras. O lo que es igual en moneda mexicana a poco más de 555 millones de pesos.

Además, la pintura es una pieza que mide 183 centímetros pintada en técnica de acrílico sobre lienzo. La imagen muestra la fachada de una casa al fondo. En la parte baja podemos ver el momento en el que un nadador se arroja al fondo de una piscina ocasionando el rebote de agua tras de sí.

La obra ganó un valor mayor desde la última vez que se vendió en 2006

Por su parte, la directora de Sotheby’s, Emma Baker, opinó al respecto que “No es apenas un trabajo fundamental dentro de la obra de Hockney, sino que es un verdadero ícono de pop que defnió una era y le dio identidad visual”.

La pieza pintada en el año de 1966 refleja el modus vivendi de la sociedad californiana, en una atmósfera caracterizada por el simplismo, pero con gran poder visual. De hecho, el valor del cuadro experimentó un cambio en 2006 la misma obra se vendió en la misma sala de subastas por 2.6 millones de libras.

El comprador aún se mantiene anónimo. Sin embargo, debemos señalar que ofreció casi ocho veces el precio inicial de la obra. Por lo que se trata de un récord de venta en la trayectoria artística de Hockney y como artista vivo.

Finalmente, Baker añadió que la obra es “un ejemplo por excelencia de la fascinación toda la vida de Hockney con la textura, la apariencia y la profundidad del agua”.