La obra de Tetsuya Ishida parece haber predicho el confinamiento y la soledad por pandemia
Sin lugar a dudas permanecer encerrado a cuatro paredes durante la evolución de la pandemia ha sido el reto más difícil para los humanos, o al menos eso cree Tetsuya Ishida, un artista japonés que retrata de manera simbólica el estado de cosas actual.
La alienación del individuo en su máxima expresión; la soledad, el aislamiento, la crisis laboral o las misma enfermedad son las protagonistas de sus escenas. Asimismo, evoca las amargas consecuencias de las sucesivas crisis de la economía mundial desde 1973 y el avance incesante del capitalismo.
En concreto muchas de sus piezas reflejan la recesión que vivió Japón tras el estallido de la burbuja especulativa en 1991. No obstante a pesar de que falleció a la edad de 32 años su legado en el mundo del arte pictórico japonés es relevante, pues es uno de esos artistas visionarios irrepetibles.
Su percepción de ese ser humano que se identifica con la decadencia, la sociedad de consumo y la opresión del capitalismo. Su creación también reflexiona sobre los jóvenes que no salen de casa y se refugian en el anonimato de la red.
En uno de sus cuadernos de apuntes y bocetos fechado en 1999, Ishida dejó escrito lo siguiente: “Intenté reflejarme a mí mismo –mi fragilidad, mi tristeza, mi ansiedad– como una broma o algo divertido sobre lo que reír. Transformarme en objeto de risa, o de tristeza”.
Lo más interesante es el paralelismo que existe entre la obra de Ishida y el siglo XXI en plena pandemia. Sus pinturas, con escenas que aparentemente no transmiten emociones, tienen un punto de humor que remite al manga y también representa la tragicomedia de los seres humanos.