No podemos contar la historia del tattoo femenino sin Maud Stevens Wagner
Según los registros históricos Maud Stevens Wagner es la primer mujer tatuadora de la historia. Al menos de lo que se sabe.
Por allá de 1877 nació esta mujer en el estado de Kansas. Curiosamente la vida la dedicó a ser acróbata y contorsionista en circos.Bajo esta profesión fue como conoció a Gus Wagner, quien fue considerado, en su momento, como el hombre más ‘marcado’ en todo E.E.U.U.
Su historia de amor se dio gracias a que Maud aceptó salir con Gus con la única condición de enseñarle a grabar dibujos en la piel. Ahí comenzó todo. Después de las tantas lecciones para aprender a tatuar, finalmente decidieron casarse y tiempo después procrear a una hija.
Asimismo, abandonaron los circos para emprender su proyecto de forma independiente. Esto fue presentándose en ferias o salas de juego exhibiendo lo que mejor sabían hacer: tatuar. En el caso de Maud, acaparó la atención de le gente porque su cuerpo ya se encontraba tapizado de tatuajes.
Lo más importante es que su actividad la asimiló como una forma de vida donde todos los días su únia pasión fue el tatuar a sus compañero de trabajo, como a las personas que buscaban tatuarse. En consecuencia, se convirtió en la primera mujer tatuadora y con más tatuajes de la historia.
Su importancia dentro de la historia radica en que fue una mujer disidente que dominó una disciplina que, para entonces, sólo dominaban los hombres. Un hito que revolucionó las percepciones de las mujeres en el mundo del tatuaje.
Lo más interesante es que entre sus numerosos tatuajes, sobresalen aquellos que hacen alusión a la patria; asimismo, los animales son otro motivo recurrente en su arte corporal. Finalmente, no se tienen, muchos datos recabados sobre ella. Lo que sí sabemos es que fue una de las mujeres más transgresoras de su tiempo.