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En Flower Squirt veremos una fuerte diatriba contra la detentación del poder y la estulticia política

Frantz Fanon consideraba que el funcionamiento del poder colonial dependía de la violencia organizada de los colonos extranjeros y de que estos requerían de una capa de pobladores locales que asumieran los valores del colonizador como propios.

Estos sujetos habían adoptado la mentalidad del colonizador, cambiando su dignidad por la ilusoria imagen de poder sobre sus pares a través de puestos en las instituciones sociales. Lo cierto es que estos hombres estaban colonizados hasta lo más profundo de su psique; siembre en conflicto interno puesto que no podían ocultar su esencia por más que imitaran el acento francés y nunca serían considerados como iguales por los colonizadores.

Por ello, sentían vergüenza y la violencia y desprecio hacia sus pares sólo era una manifestación del odio hacia sí
mismos por no ser como sus opresores. Esta mentalidad del colonizado no necesariamente existe exclusivamente entre una locales y extranjeros, sino que se extiende por a través de las relaciones que se tejen entre opresores y oprimidos.

Esta mentalidad del colonizado no necesariamente existe entre locales y extranjeros, sino que se extiende a través de las relaciones que se tejen entre opresores y oprimidos. Se da desde los obreros que se “ponen la playera” de la
empresa y denuncian a sus compañeros a cambio de un aplauso de los patrones hasta la alcaldesa de la Cuauhtémoc que, por un lado, borra los rótulos de los comercios por considerarlos un mero uso y costumbre, mientras que, por el otro, piensa que Las Vegas es alta cultura porque es ahí donde la burguesía gasta sus millones.

La intervención de GRUP0 D3 CHOK3 es una respuesta contracultural a la hegemonía política de la actual administración en la CDMX

Sin duda, el caso de Sandra Cuevas y su corta estancia como alcaldesa es reveladora para comprender la mentalidad clasista y racista de quien quiere borrar su pasado familiar así como su color de piel, simplemente para agradar a un grupo social al que no le importa, ni le interesa qué es lo que haga.

Para su visión, los rótulos y murales nunca podrán ser considerados como arte, porque aceptarlo sería reconocer que hay valor en la cultura popular y, por tanto, que su posición de dominio estaría en duda. Nadie, tal vez sólo los más obtusos aplaudieron a la alcaldesa su acción de borrar parte de nuestra cultura. Nadie le pidió que lo hiciera. Sin embargo, en la mentalidad del colonizado, esto era necesario para que los miembros de la clase social a la que ella aspira se sintieran más cómodos a la hora de caminar por las calles sin tener que observar el trabajo de la gente que desprecian.

Así, el color blanco, con el logo del gobierno inundó los comercios, borrando la diversidad, del mismo modo en el que el macho heteronormado ejerce la violencia para encubrir sus propias inseguridades. No obstante, la ciudad, al igual que la sexualidad y la cultura, es infinitamente diversa que ni el más burdo corsé puede limitar.

Sobre esa pintura blanca vuelve a emerger la vida, la creatividad, el deseo. Artistas de todo tipo comenzaron inmediatamente a intervenir los espacios reales y virtuales para recordarle a la alcaldesa con mentalidad de colonizada que la ciudad no es suya sino de quienes la habitan y le dan sentido y vida, demostrando una vez más que la cultura y el arte no es aquello que las clases dominantes dictan, sino lo que crece como un grito vivo haciéndose escuchar.

Texto: GRUPO D3 CHOK3