Charles y su cámara están preparados para documentar otros aspectos de la vida de los iraquíes
Desde 2003 Irak se convirtió en un país de conflictos armados y atentados bélicos, cuyas consecuencias han dejado huella en su historia; no obstante, para el fotógrafo francés Charles Thiefaine, el país no sólo es sinónimo de guerra. También existen otras visiones y perspectivas que comparte la población iraquí.
En la serie Tahrir Disobedience , Charles Thiefaine explora las posturas ambivalentes de la juventud de Tahrir mientras abordan tal violencia. Intenta dar una respuesta subjetiva a una pregunta: ¿Cómo están invirtiendo estos espacios que se han vuelto tan hostiles?
En este sentido la serie adquiere múltiples narrativas, pues muestra los daños colaterales que, por años, han aquejado a este país. centrado en los comportamientos corporales adoptados por los jóvenes de Tahrir ante toda esta violencia. Puedes ver alegría, miedo, amistad, emoción y tristeza. Cada cuerpo parece protegerse del peligro a su manera.
En una entrevista para Metal el artista declaró que “Después de terminar mis estudios de periodismo, me instalé en Erbil para cubrir más de cerca la guerra en Mosul, y realmente, al principio, durante mi primer año allí, me centré exclusivamente en el periodismo y las noticias. Luego, poco a poco, comencé a moverme hacia el trabajo documental.
Al final, la búsqueda de un futuro mejor es el motivo recurrente en las emotivas imágenes de Thiefaine. El fotógrafo pasó más tiempo con las familias locales y con los jóvenes locales, para mostrar cómo a pesar de la guerra que los rodea, todavía pueden encontrar formas de vivir una vida normal, una buena vida.
“Para mí, todos estos comportamientos representan diferentes formas de combatir la violencia que los rodea. Entonces, supongo que mi mensaje principal sería que, aunque la situación estaba jodida, las calles y las barricadas eran una forma de que estos jóvenes se expresaran con sus cuerpos”, dice el francés.
Al final, la disidencia empieza por la idea y se materializa en lo corpóreo. Y, en efecto, los protagonistas son víctimas, pero también muestran su capacidad de lucha y protesta por un futuro mejor que quieren lograr. Finalmente, otro artista que plasmó otra cruda realidad es Rania Matar.